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Africanas en Gran Canaria

Miércoles, 27 de Mayo de 2009

Africanas en Gran Canaria (2009 COLLAGE AFRICANAS)

Reproducimos en la web del C.B. Islas Canarias el sensacional artículo publicado por nuestra amiga Laura Rodríguez para faltaycanasta.wordpress.com

Mucho se ha hablado de las africanas que juegan en la cantera de Gran Canaria La Caja de Canarias. Se ha dicho que tienen mayor edad de la que dicen, que es injusto para las otras niñas jugar contra chicas con unas condiciones atléticas tan espectaculares o que cómo es posible que jueguen un campeonato de España cuando alguna de ellas apenas habla español. Lo que todo el mundo parece haber olvidado es que algunos de los equipos participantes en el campeonato de España junior celebrado este fin de semana en Guadalajara también habían reclutado niñas de otros lugares para jugar entre sus filas.


Así, jugadoras como la ex del Ros Casares Anabel Mateo conseguía la novena plaza con el equipo anfitrión Alvargómez Guadalajara, Patricia Álvarez se colgaba el bronce formando parte de la plantilla del Uni Tenerife, equipo bastante alejado de su Málaga natal, y la alero Ángela García metía dos triples en el último partido que jugó en el campeonato con la camiseta del Ros Casares, cuando antes lo hacía con la del Siglo XXI. No se trata de que hayan cambiado sus respectivos lugares de origen debido a temas familiares o porque hayan destinado laboralmente a sus padres a otras ciudades, sino que esas niñas viven en Guadalajara, Tenerife y Valencia porque han sido expresamente fichadas por sus respectivos clubes actuales. ¿Es o no correcto fichar niñas de categorías de formación? ¿No son casos similares a los de las africanas del Gran Canaria? ¿No es simplemente consecuencia del mundo globalizado en el que vivimos?

Que los equipos españoles deberían fomentar cada uno su propia cantera, formada por niñas nacidas en Vigo, Mallorca o Sevilla, sería lo ideal, no por tener buenas selecciones regionales, sino porque en los combinados españoles de categorías de formación la competencia sería mayor y, por tanto, la calidad de las jugadoras, ya de por sí buena, aumentaría. Así, las distintas canteras, gallega, balear o andaluza, formarían futuras promesas que defenderían los colores de España en competiciones internacionales. Sin embargo, también es cierto que vivimos en un mundo cada vez más globalizado, donde las aulas escolares cada vez cuentan con niños con acentos más diversos y de muy distintas nacionalidades. Es rara la zapatería, supermercado, banco o empresa de negocios que no cuente con más de un empleado foráneo y, si esto ocurre en la sociedad, ¿por qué no iba a pasar algo similar en el ámbito deportivo?

La comunidad canaria sufre oleadas y oleadas de inmigrantes ilegales, que parten desde las costas africanas en cayucos, pateras o barcazas, el nombre es lo de menos, cargados de esperanza y buscando una vida mejor. Que apenas aparezcan noticias al respecto en el telediario, se ha vuelto tan usual que ya es un hecho no-noticioso, no significa que no siga ocurriendo. El puerto más cercano entre África y Europa no es otro que las Islas Canarias, geográficamente situadas entre tres civilizaciones, tres continentes, tres mundos totalmente diferentes. Son los canarios, y no los madrileños o manchegos, los que conviven diariamente con el drama, el dolor y el sufrimiento que conlleva el desembarco de seres humanos desnutridos y deshidratados en sus costas. Por tanto, tratándose de una comunidad con tremenda afluencia de inmigrantes, no es de extrañar que sea también allí donde niños y niñas de otros países pasen a formar parte de su cultura, de su forma de vida y, por qué no, también de su deporte.

Bien es cierto que el caso de las africanas que juegan en Gran Canaria no es exactamente el mismo, pues estas niñas, afortunadamente, no han llegado remando desde sus casas tras una fatigosa travesía, sino que lo han hecho en avión y sabiendo las condiciones de vida que les esperaban. Se trata de chicas para las que la vida en sus países de origen habría sido extremadamente dura y difícil, ¿qué hay entonces de malo en que se integren plenamente en la sociedad española jugando al baloncesto? A fin de cuentas, ¿no es un caso similar al de Anabel Mateo, Patricia Álvarez o Ángela García, que también buscaban poder jugar al baloncesto en clubes que les ofrecieran las mejores condiciones posibles?

Está claro que a nadie le gusta perder, y que el ver llegar a un equipo con tres torres Masai de más de 1,90 m. impone, y mucho. Pero, ¿qué pasaría si le dijeran a un entrenador que puede contar con una de esas senegalesas? ¿acaso se negaría a ganar centímetros en la pintura? ¿No estaría también dispuesto a fichar a esa niña y hasta a ayudarle con los deberes del colegio? ¿Por qué está bien que vengan inmigrantes a trabajar cultivando la tierra o levantando edificios y no pueden hacerlo botando un balón?

Hace años que hay extranjeros en la ACB y en Liga Femenina, al igual que hay españoles jugando en Italia, Rusia o EEUU. ¿Podemos ir nosotros y no pueden venir ellos?

Sólo un dato más: estas ya famosas niñas africanas no eran las únicas no-españolas del campeonato. En Alvargómez Guadalajara ha jugado una chica que ha metido 12 puntos de media por partido. Si hubieran sido 30, hubiera sido más alta o su piel más oscura, ¿habría habido alguna controversia? Se entiende que como ella sí PARECE española, no hay problema. Claudia Aponte, jugadora paraguaya de Alvargómez Guadalajara, llegó a España el año pasado para jugar en el junior del ADBA de Avilés. Según comentaba ella en una entrevista, sus condiciones en nuestro país no distaban mucho de las de las africanas de Gran Canaria: “una amiga que juega en España, Pao Ferrari, le habló a su representante de mí, y él con mi familia. En cuestión de un mes ya tenía los billetes para Asturias.” Seguramente, si hubiera sido el nombre de Claudia Aponte el mencionado para recoger alguno de los premios individuales del campeonato, lo máximo que muchos se habrían preguntado sería el porqué de que la niña tuviera un apellido que parece más gallego que guadalajareño, pero de ahí no habrían pasado los interrogantes. A fin de cuentas, como parece española…

En los europeos de formación, selecciones como la francesa destacan por la altura que les dan niñas del mismo aspecto que Vanessa, Astou y Bineta, que o bien son inmigrantes de segunda generación (hijas de inmigrantes pero nacidas en suelo francés) o bien una nacionalización les ha permitido jugar como europeas. Así, se da el caso de la jugadora Salomé Kabengano, nacida en Nairobi, Kenia, que defendía los colores de Suecia en el pasado europeo u-16, y eso que mucha pinta de sueca no es que tenga…

A la isla de Gran Canaria se la conoce con el sobrenombre un continente en miniatura por sus contrastes de paisaje, por encontrar en sus 1560 km2 desde eternas playas de arena dorada a bosques frondosos o una gran diversidad ecológica a lo largo de esta isla atlántica. Sin embargo, su población es cada vez más diversa, más plural, con más mezcla racial que hace unos años. No hay sino que ver algunas fotos de la cantera del Gran Canaria La Caja de Canarias, ya no de cadetes o juniors que se han convertido en las más “famosas” últimamente, sino de niñas de poco más de un metro de altura para ver a negras, chinas, mulatas y blancas compartiendo baloncesto, compartiendo ilusiones. Ya no se trata de niñas “traídas de” Senegal o Costa de Marfil, sino que son canarias de nacimiento aunque sus rasgos físicos parezcan indicar lo contrario.

Tras la final de este campeonato de España se pueden sacar muchas conclusiones: que el baloncesto español está de enhorabuena por la gran cantera que tiene, que el nivel de baloncesto desplegado sobre el parqué fue excelente o que no sólo se vio el amarillo de las del Gran Canaria en el último partido, sino que el morado de las del Mataró plantó cara, y mucha, al conjunto isleño. Este es el cuarto campeonato de España consecutivo conseguido por esta generación del 91 que tantas alegrías ha dado al baloncesto canario. En los dos primeros sólo jugaron niñas nacidas en las islas, el siguiente se incorporaba la marfileña Vanessa y este 2009 las senegalesas Astou y Bineta. Sin los 10 puntos y 24 rebotes conseguidos por ellas en la final el partido habría sido inmensamente más difícil, sin lugar a dudas, pero se trata de un equipo que, aunque ahora mermado por las bajas, ya había dado muestras de su calidad años anteriores. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es: ¿habrían ganado este año de no ser por esas tres niñas?

De entre todo lo ocurrido en este campeonato, habría que destacar el que la integración de estas niñas es cada vez mayor, no había sino que ver las risas de Leonor Rodríguez y Astou en la banda mientras esperaban para recoger las medallas o a las tres niñas africanas desfilando vestidas con la bandera canaria. No sería raro asistir a la nacionalización de alguna de ellas en poco tiempo…

La globalización es un hecho, una realidad, el mundo cambia, y la sociedad cambia con él. Quizá dentro de unos años, ya no se lea en las camisetas de las jugadoras que disputen campeonatos de España nombres como Leonor, Elena o Isabel. Quizá esas niñas sean más altas, tengan complexión física más atlética, la piel más oscura o mayor capacidad de salto. Pero, si viven en España, ¿no tienen el mismo derecho a disfrutar del baloncesto? Al fin y al cabo, tendremos que empezar a cumplir con el eslogan del próximo mundial 2014 y hacer que el baloncesto siga siendo de todos y para todos.

Laura Rodríguez
faltaycanasta.wordpress.com