Tercer día del campus en el que los jóvenes jugadores tenían que superar el esfuerzo físico de tres entrenamientos diarios con la adaptación continuada al esfuerzo, y, descubriendo que la única fórmula para ello es disfrutar con el baloncesto, si no disfrutas jugando al baloncesto, el cansancio, las agujetas, los distintos ejercicios, la defensa, el ataque, terminan derrotándote, pero cuando estás disfrutando con lo que haces ni te enteras y llega el momento de que ya ha terminado la jornada y sólo estás pensando en que llegue mañana para volver a jugar.

Comenzamos la mañana con el objetivo de mejorar el dominio del balón, para ello se hizo infinidad de ejercicios en los que predominaba el trabajo de yemas de dedos para conseguir que el balón sea una parte más de nuestro cuerpo, luego, se continuó con la mejora del drible, a través de uno y dos balones.

La segunda parte se trabajó la velocidad de reacción y la toma de decisiones con ejercicios competitivos en donde a pesar del cansancio, los jugadores tenían que estar concentrados para tomar decisiones correctas a las dificultades que se le iban imponiendo.

Después del desayuno, se trabajó el tiro a canasta de forma exhaustiva, a partir del ejercicio "todos tiran" se hizo un circuito en donde todos los jugadores tenían que mejorar un determinado tiro (cerca de canasta, suspensión rápida, entrada después de reverso, triples, etc.).

Siguió una serie de ejercicios para mejorar la mecánica de tiro, desde sentados hasta finalizar con el tiro en suspensión, pero de verdad, no engañabobos. Con un concurso de tiro de medio campo finalizó la mañana en la que sorprendentemente Déborah González ganó a pesar de la participación de Domingo Díaz.

Tras finalizar la comida y el descanso, algunas jugadoras destacadas hicieron trabajo de tiro de larga distancia, para a continuación todos trabajaron distintas maneras de jugar el bloqueo directo, tanto desde la posición de bloqueado, como desde la de bloqueador.

Con más de cuatro horas de trabajo a partir del balón se intentó que los jugadores entendieran la importancia del juego sin balón, para ello a través de ejercicios de cuatro contra cuatro, sin bote o con un sólo bote efectivo, los jugadores tenían que descubrir que el baloncesto es un juego de espacios y que tan importante es dominar bien el balón como el jugar sin él para conseguir canastas.

Muy agotados pero con caras de satisfacción se despedían hasta una nueva jornada de este IV Campus que organiza el club baloncesto Islas Canarias.